Arquitectura Pública Monumental en CARMO - Nivel II: Forum/Thermae/Ludi

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Tipo Descripción Salas, Dependencias y Edificios

Forum

El complejo forense es una de las realidades arqueológicas más esquivas a pesar de la constatación de material arquitectónico como basas o entablamentos marmóreos en el entorno donde se debió localizar. Aunque en un primer momento se dudó entre su identificación como foro o como macellum (vid. Lineros y Domínguez, 1987; Beltrán Fortes, 2001, 146-149; Márquez Moreno, 2001) las evidencias de la plaza San Fernando y la calle Fernán Caballero han sido definitivamente asociadas al complejo municipal. Se trata de unas estructuras fechadas a principios del siglo I d.C., concretamente una galería porticada de unos 4 metros de ancho a cuya parte externa se le adosa una escalinata labrada en piedra caliza y, a escasos metros, un pilón o fuente pública con el brocal labrado en uno de los intercolumnios. A estos restos se suman una cisterna construida bajo el pórtico, y en la zona interior, una serie de estructuras que parecen delimitar varias estancias colocadas de manera transversal. El estudio de estas estructuras puso de manifiesto la existencia de una planta regular y modulada que entraría en colapso entre finales del siglo II y principios del III d.C. (Beltrán Fortes, 2004, 886-892; Lineros Romero, 2005, 1022-1028; Lineros y Román, 2012, 620-621; Lineros y Márquez, 2014). La parquedad de los datos impide llevar a cabo un análisis más exhaustivo o proponer una hipótesis en cuanto a la composición del posible complejo forense, aunque las evidencias parecen indicar, al menos, la existencia de un gran espacio porticado en el centro histórico de la ciudad, cuyas cronologías parecen concordar con la del resto de espacios públicos constatados en la bética y que parece poner fin a la problemática de la localización del foro de época imperial. La escasez de evidencias constructivas que puedan arrojar luz a la problemática del foro de Carmo se compensa con la cantidad de material arquitectónico que se ha ido recuperando en las distintas intervenciones aledañas. En este sentido los estudios realizados sobre estos elementos (Márquez Moreno, 2001) han permitido identificar un elevado poder económico de la oligarquía municipal en función de los materiales y monumentalidad de los mismos, así como servir de base para identificar las posibles fases constructivas del complejo público. Para momentos tardorrepublicanos o primo-augusteos se cuenta, como pieza destacada, con el cuerpo inferior de un capitel colosal corintio, elaborado sobre mármol y de tipología itálica, al que se suman las basas áticas de la llamada tumba de Servilia. De igual manera, un fragmento de capitel corintio de pilastra permite constatar la presencia en la ciudad de talleres venidos de la propia Roma o Colonia Patricia, dada la calidad de los trabajos, con una tipología idéntica a la del templo de Mars Ultor. Esta misma calidad en el trato y en el material se aprecia en varios fragmentos de capitel corintio sobre mármol de Luni, cuya reconstrucción hipotética lleva a plantear una altura de 1,70m, dimensiones similares a las observadas para estas piezas en el recinto monumental de la capital provincial y los Aurea Templa augusteos. Estas proporciones se han identificado también en un fragmento de arquitrabe labrado en mármol con decoración también tomada del templo de Mars Ultor, y que podría asociarse al mismo edificio templar que el capiel antes mencionado. Posiblemente, la siguiente fase constructiva se desarrollaría a partir de los años finales de época julio-claudia, o los primeros años de la dinastía flavia, basándose para ello en un fragmento de cornisa decorada siguiendo el modelo de los ejemplares del templo de Vespasiano en el Foro de Nerva (Márquez Moreno, 2001). Todos estos elementos arquitectónicos apuntan hacia una pronta monumentalización de la ciudad, con importación de materiales y talleres venidos de Roma o Corduba, cuya actividad se plasmó en un templo de dimensiones colosales equiparable a los de la propia capital de la Baetica, en una clara pretensión por reproducir el estilismo clásico de los primeros años de Augusto en su foro y, principalmente el templo de Mars Ultor. La falta de evidencias arqueológicas impide determinar la existencia de una segunda fase en época Flavia, si bien los materiales conservados parecen indicar que ésta pudo darse entre finales del siglo I y principios del II. Habida cuenta de los indicios de colapso y abandono de los espacios públicos a finales del siglo II, todo parece indicar que no se sucedieron más etapas de monumentalización en la ciudad.
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Thermae

Durante la intervención arqueológica realizada en 1996 en la c/ Pozo Nuevo, muy próxima al conjunto forense, se documentaron dos hypocausta, entre los cuales se situaba una sala amplia y arquitectónicamente destacada, a los que vino a sumarse un tercer hypocaustum conservado en una vivienda al otro lado de la calle (Colin et alii, 2000; Anglada Curado, 2012; Anglada et alii, 2001; 2012). Entre ambos sectores se situaba la sala mencionada, con planta en forma de ábside y pavimentada con un mosaico conservado en el patio del Ayuntamiento. El conjunto parece situarse cronológicamente en el siglo II a.C., aunque lo exiguo de lo conservado impide realizar mayores valoraciones sobre su posible restitución. De este complejo, cabe destacar el hypocaustum oeste, conservado en el sótano de una edificación privada desde 1981, el cual posee una superficie de 12,5 m2, cuatro líneas de arcos, la suspensura de ladrillos bipedales y las correspondientes pilae (Anglada et alii, 2012, 229).
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Ludi Scaenici

Los restos del posible teatro se han documentado en la c/General Freire, nº 12, muy cerca de la antigua Puerta de Marchena, y en un entorno topográfico que favorece el apoyo de la cávea en la falda de dos colinas contiguas. La monumentalidad de los restos hace considerar seriamente la opción del teatro, aun cuando la parcialidad de los mismos impide definir con claridad su trama (Jiménez et alii, 2014, 137). Restos similares se localizaron en otro solar cercano, C/Hermanas de la Cruz nº 20, siendo compleja la relación entre ambos casos por lo escaso de lo conservado. No obstante, existen numerosas similitudes entre ambos puntos –técnica constructiva, orientaciones y monumentalidad- (Anglada Curado, 2012, 198), que apuntan hacia una forma circular de gran diámetro, en una posición urbana muy parecida a la del teatro de Carteia (Jiménez et alii, 2014, 157).
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Ludi Munera

Se trata de uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conocidos de la ciudad (Blanco Freijeiro, 1973; Fernández Chicarro, 1975; Corzo Sánchez, 1994; Anglada Curado, 2012; Jiménez et alii, 2014; Jiménez Hernández, 2016, 2017a, b). Inspirado en modelos campanos del siglo I a.C., caso de Pompeya (Jiménez Hernández, 2015, 127), sigue confirmando la pronta asimilación de las tipologías itálicas por parte de los carmonenses. Formal y cronológicamente dista mucho de los otros edificios béticos como consecuencia de un origen y un destino diferente. Las últimas investigaciones al respecto (Jiménez Hernández, 2016 y 2017a) determinan que éste es, hasta la fecha, el anfiteatro más antiguo de la Península Ibérica, emparentable con los primeros anfiteatros itálicos de clara vocación e inspiración militar, tal y como correspondía a la propia condición de Carmo como capital militar del suroeste peninsular antes de la reorganización administrativa imperial. Excavado en la roca, aún subsiste la parte baja del graderío y los principales accesos, con capacidad para 18.000 mil espectadores. Solamente se conservan algunas partes, entre ellas la arena, la ima cavea y la media cavea. La arena con forma de oval tenía unas dimensiones de 55 por 39 metros.
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Ludi Circenses

Las estructuras identificadas proceden de una vigilancia arqueológica realizada en 2003 en la c/Tinajerías, en la que se reconocieron cinco líneas curvas y concéntricas de sillares, que parecen dibujar la cabecera de un circo con un graderío articulado en tres caveas (Anglada Curado, 2012, 200; Jiménez et alii, 2014, 160). Su localización extramuros, con unas dimensiones aproximadas de unos 100 m de anchura, unido al hecho de haberse identificado ya con anterioridad las estructuras pertenecientes al teatro y al anfiteatro, facilitan poder relacionar estas últimas con un circo.
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