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Necropolis de HISPALIS IVLIA ROMVLA
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Ciudad
Síntesis Funeraria
Pese a la dispersión de evidencias funerarias, los investigadores de esta urbs hablan de cuatro necrópolis; la occidental muy limitada en su crecimiento por el río , y muy posiblemente relacionada en su desarrollo y tipología por el comercio ejercido en torno a él, y por otro la septentrional, meridional y oriental, todas ellas ubicadas en zonas de escaso aprovechamiento urbanístico dada su naturaleza inundable (Ordóñez Agulla, 2002, 29). Apenas se cuenta con datos para momentos republicanos, salvo por la evidencia, en la zona meridional de la ciudad, de una tumba con ajuar compuesto por un soliferreum o pilum de momentos tardorepublicanos (Beltrán, González y Ordóñez, 2005, 83), y los restos constatados en la actual Plaza de la Pescadería calle Cuesta del Rosario (necrópolis septentrional), donde se pudo documentar la presencia de una estructura de planta cruciforme escalonada , interpretada como un posible altar monumental incluido en un recinto funerario (García García 2007, 16; González Acuña, 2011, 498). Para momentos altoimperiales, el panorama funerario se vuelve algo más complejo. Así en la necrópolis sur, los modelos monumentales que saltearon su topografía se limitan, hasta la publicación de las nuevas intervenciones, a los mausoleos semihipogeicos aparecidos bajo el Palacio de San Telmo (Barragán Valencia, 2010, 41), y la Fábrica de Tabacos (Collantes de Terán, 1977, 77), a los que se suman varios modelos pseudo monumentales como son los sepulcros abovedados, las estelas y los cipos aparecidos en los cimientos de la Iglesia de San Telmo (Collantes de Terán, 1977, 77). No obstante, el área cementerial mejor conocida es la septentrional, fosilizada en parte en torno a las actuales calles San Luis y Sol, a su salida por la hipotética puerta de Santa Catalina. Su primera fase de ocupación ha sido establecida entre mediados del siglo I d. C. y la segunda mitad del siglo II d. C., con evidencias monumentales entre las que se encuentran varios recintos funerarios ubicados en la calle Matahacas (Tabales Rodríguez, 2001a, 400-ss), y los restos de una cyma reversa localizada en la actual Carretera de Carmona (Ordóñez Agulla 2005, 249 y Ruiz Osuna, 2006, 176-177). De difícil identificación, sin embargo, es la estructura cuadrangular de mampostería localizada en la Plaza del Pumarejo (Godoy, 2007, cfr. González Acuña, 2011, 508), muy posiblemente identificable con un mausoleo individual al haber aparecido en su interior una urna cineraria de piedra caliza rectangular y tapadera a dos aguas. Entre las tipologías pseudo monumentales de esta área cementerial se encuentra la fosa de ladrillo con cubierta tumular escalonada aparecida bajo el Hospital de las Cinco Llagas (Tabales Rodríguez, 2001b, 759-ss; Jiménez y Tabales 2003, Jiménez Sancho, 2003, 173), a la que se suma la variante localizada en la Puerta del Osario, la calle Galbos 23 y Butrón 25, consistente en un túmulo de ladrillo enlucido de cal, con remate de un infundibulum y una mensa fabricada en opus signinum (Rodríguez y Rodríguez, 2003, 158; Rodríguez y Rodríguez, 2003; otro posible ejemplar en Ordóñez y García Dils, 2004, 166). Tampoco faltan los característicos altares funerarios en mármol ornamentados, la mayoría de ellos descontextualizados (Carrasco et alii, 2005, 219-ss). En cuanto a los tipos de sepulturas más simples, los modelos más característicos durante esta primera fase van a ser las cremaciones en busta, con ejemplares en la calle San Luis, Galbos 23 y Butrón 25 (Romo, Vargas y Ortega, 2000; Ortega, 2006, cfr. González Acuña, 2011, 503-ss; Rodríguez y Rodríguez, 2003). Le siguen los enterramientos en cajas de ladrillos, como los localizados en la calle Arrayán nº35 esquina con San Luis (Lara y Garrido, 2006, cfr. González Acuña, 2011, 505), los de la calle Galbos y Butrón (Rodríguez y Rodríguez, 2003), y los de la calle Virgen del Carmen Doloroso (Carrasco et al., 2004, 134-ss); sin que falte el tipo más repetido de todo el Imperio, las cremaciones primarias bajo cubierta de tégulas a dos aguas, con representación en la calle Virgen del Carmen Doloroso (Carrasco et al., 2004), o en la Carretera de Carmona (Carrasco y Doreste, 2005, 218-ss). También se cuenta con enterramientos en urnas en sus diferentes variantes: ejemplares de cerámica de tradición indígena se localizan en la c/Sol (González Acuña, 2011, 509) o en la calle Matahacas (Huarte y Tabales, 2001, 457-ss; Tabales Rodríguez, 2001a, 400-ss; González Acuña, 2011, 502), en urnas de piedra caliza en la Plaza de San Leandro (Pérez y Tabales, 1992), o en vidrio dentro de fundas de plomo en la calle Virgen del Doloroso (Carrasco et alii, 2004, 137). Desde un punto de vista ritual, los ajuares no se van a caracterizar por ser muy numerosos, en cualquier caso su principal característica va a radicar en que de manera mayoritaria aparecen elementos de carácter personal y profiláctico al constatarse algunas monedas y conchas (Lara y Garrido, 2006, cfr. González Acuña, 2011, 505; Carrasco et alii, 2004; Carrasco y Doreste, 2005), agujas de hueso y joyas (González Acuña, 2011, 509; Carrasco y Doreste, 2005), así como alguna pieza ritual del tipo de ungüentarios (Carrasco et alii, 2004; Rodríguez y Rodríguez, 2003; Rodríguez y Fernández, 2001, 484), vasos cerámicos (Rodríguez y Fernández, 2001, 484; Carrasco y Doreste, 2005) y jarras fabricadas en cerámica y metal (Lara y Garrido, 2006, cfr. González Acuña, 2011, 505). Una de las principales características rituales es la escasez de terra sigillata o paredes finas contenidas en el interior de las sepulturas, de hecho sólo un enterramiento de la Calle San Luis contenía en su interior una pieza completa de cerámica tipo marmorata (Ortega, 2006, cfr. González Acuña, 2011, 503-ss.), mientras que en una incineración de la calle Virgen del Carmen Doloroso, fue posible recuperar varias fragmentos de terra sigillata gálica (Carrasco et alii, 2004). En cuanto a las paredes finas, el repertorio se limita a una inhumación infantil constatada entre la calle San Luis nº 95 y Malpartida nº 10-12 (Rodríguez y Fernández, 2001), y a varios ejemplares de la Carretera de Carmona (Carrasco y Doreste, 2005, 218-ss). La segunda fase de esta necrópolis, tras un periodo de amortización funcional con la instalación de villas y otras actividades industriales, se fecha a finales del siglo III d.C. Entre las tipologías más características de estos momentos se encuentran los enterramientos en ánfora, como la encontrada en la calle Peris Mencheta, destinada a un feto a término (Ruiz y González, 2005, 269), las inhumaciones en fosa bajo cubierta de tégulas dispuestas en horizontal en Puerta del Osorio y calle Virgen del Carmen Doloroso (Carrasco et alii., 2004, 141; Carrasco et alii., 2005, 216-ss.), o las siempre recurrentes incineraciones bajo cubierta de tégulas a dos aguas de la Carretera de Carmona (Carrasco y Doreste, 2005, 229). El último episodio de ocupación de esta área cementerial va a estar condicionado por una progresiva cristianización de su topografía. Al margen de la necrópolis de la Carretera de Carmona, con una distribución monumental perfectamente articulada en torno a la vía que discurría hacia Carmo (Fig. 6), enterramientos fechados entre los siglos IV y VI d. C. también se han localizado en las excavaciones llevadas a cabo en la calle Azafrán nº 28, 30 y 32 y el Palacio de San Telmo. Entre los monumentos constatados para este periodo destacan, por ser los más numerosos, los edificios de planta rectangular o cuadrangular simples de una única estancia, concretamente 14 en la necrópolis de la Carretera de Carmona (Barragán Valencia, 2006 y 2010, 49), aun cuando en este paisaje arquitectónico se identifican otras variantes como el edificio de planta en forma de herradura o letra griega "Ω", identificado con un posible martyrium (Barragán Valencia, 2006 y 2010, 72-ss.), el monumento de planta poligonal de funcionalidad indeterminada (Barragán Valencia, 2006 y 2010, 54-ss), y la posible basílica o edificio martirial (Barragán Valencia, 2006 y 2010, 56, 80). Los enterramientos más simples constatados se componen en su mayoría por fosas revestidas de ladrillos, con techumbres planas de este mismo material o losas de piedras (Vera y López, 2009), aunque en el yacimiento de la Carretera de Carmona, la solución mayoritariamente elegida fue la articulación de una capa de opus signinum (Ordoñez Agulla, 2005, 246; Barragán Valencia, 2006 y 2010, 57-ss). A estos modelos se unen los enterramientos practicados directamente en fosa sin cubierta, y los característicos enterramientos infantiles en ánfora (Barragán Valencia, 2006 y 2010, 57). Poco se puede inferir de su ritualidad, dado que casi todos los inhumados aparecieron desprovistos de ajuar, donde la excepción estuvo marcada por la aparición de piezas rituales y algún elemento de índole personal (Barragán Valencia, 2006 y 2010, 93-ss).
Monumentos
Monumento escalonado de planta cruciforme (posible altar) Recintos funerarios Mausoleos tipo semi-hipogeos Sepulcros abovedados Estelas y cipos Cyma reversa Sepultura tumular escalonada Altares funerarios Monumentos de planta rectangular o cuadrangular de una sola estancia Edificio de planta en forma de herradura o posible martyrium Monumento de planta poligonal Basílica o edificio martirial
Tipologías Sepulcrales no Monumentales
Enterramientos en urnas cinerarias de cerámica, piedra caliza, vidrio y plomo Cremaciones en busta Enterramientos en cajas de ladrillos Enterramientos bajo cubierta de tégulas a dos aguas Enterramientos en ánfora Enterramientos bajo cubierta de opus signinum
Ajuares
Desde un punto de vista ritual, los ajuares altoimperiales no se van a caracterizar por ser muy numerosos, en cualquier caso su principal característica va a radicar en que de manera mayoritaria aparecen elementos de carácter personal y profiláctico al constatarse algunas monedas y conchas, agujas de hueso y joyas, así como alguna pieza ritual del tipo de ungüentarios, vasos cerámicos, y jarras fabricadas en cerámica y metal. Poco se puede inferir de su ritualidad bajoimperial, dado que casi todos los inhumados aparecieron desprovistos de ajuar, donde la excepción estuvo marcada por la aparición de piezas rituales y algún elemento de índole personal.
Enterramientos Singulares
Enterramientos Singulares Nivel II (0)
Escultura Funeraria
Si hay
Epigrafía Funeraria
Si hay
Estudios Antropológicos
No posee
Cronología de la Necrópolis
Desde fase republicana hasta el siglo VI d. C.
Repertorio de Consulta
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