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Análisis de las Fuentes Literarias de VLIA FIDENTIA
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Cita de Autor
El topónimo se refleja en dos pasajes del Bellum Hispaniense (Bell. Hisp., 3, 4, Pontet Oxford, 2005
Texto
[3] Erat idem temporis Sex. Pompeius frater qui cum praesidio Cordubam tenebat, quod eius provinciae caput esse existimabatur; ipse autem Cn. Pompeius adulescens Uliam oppidum oppugnabat et fere iam aliquot mensibus ibi detinebatur. Quo ex oppido cognito Caesaris adventu legati clam praesidia Cn. Pompei Caesarem cum adissent, petere coeperunt uti sibi primo quoque tempore subsidium mitteret. Caesar – eam civitatem omni tempore optime de populo Romano meritam esse – celeriter sex cohortis secunda vigilia iubet proficisci, pari equites numero. Quibus praefecit hominem eius provinciae notum et non parum scientem, L. Vibiurn Paciaecum. Qui cum ad Cn. P praesidia venisset, incidit idem temporis ut tempestate adversa vehementique vento adflictaretur; aditusque vis tempestatis ita obscurabat ut vix proximum agnoscere possent. Cuius incommodum summam utilitatem ipsis praebebat. Ita cum ad eum locum venerunt, iubet binos equites conscendere, et recta per adversariorum praesidia ad oppidum contendunt. Mediisque eorum praesidiis cum essent, cum quaereretur qui essent unus ex nostris respondit, ut sileat verbum facere: nam id temporis conari ad murum accedere, ut oppidum capiant; et partim tempestate impediti vigiles non poterant diligentiam praestare, partim illo responso deterrebantur. Cum ad portam appropinquassent, signo dato ab oppidanis sunt reccepti, et pedites dispositi partim ibi remanserunt, equites clamore facto eruptionem in adversariorum castra fecerunt. Sic in illo facto, cum inscientibus accidisset, existimabant prope magna pars hominum qui in his castris fuissent se prope captos esse. [4] Hoc misso ad Uliam praesidio Caesar, ut Pompeium ab ea oppugnatione deducercet, ad Cordubam contendit, ex quo itinere loricatos viros fortis cum equitatu ante praemisit. Qui simul in conspectum oppidi se dederunt, cum equis recipiuntur. Hoc a Cordubensibus nequaquam poterat animadverti. Appropinquantibus ex oppido bene magna multitudo ad equitatum concidendum cum exissent, loricati, ut supra scripsimus, ex equis descenderunt et magnum proelium fecerunt, sic uti ex infinita hominum multitudine pauci in oppidum se reciperent. Hoc timore adductus Sex. Pompeius litteras fratri misit ut celeriter sibi subsidio veniret, ne prius Caesar Cordubam caperet quam ipse illo venisset. Itaque Cn. Pompeius Ulia prope capta litteris fratris excitus cum coplis ad Cordubam iter facere coepit.
Traducción
3. En estos momentos era su hermano, Sexto Pompeyo, quien con la ayuda de la guarnición tenía en sus manos la ciudad de Córdoba, pues se la consideraba la capital de esta provincia; por su parte, el propio Gneo Pompeyo, el Joven asediaba la ciudad de Ulia, y ya hacía algunos meses que se demoraba en estas operaciones. Enterados sus habitantes de la llegada de César, unos emisarios de la ciudad se presentan ante él, a escondidas de las tropas de Gneo Pompeyo, y le piden que a la primera ocasión acuda en su ayuda. César, que recordaba que esta ciudad había prestado en toda ocasión excelentes servicios al pueblo romano, ordena que durante la segunda vigilia partan seis cohortes y un número equivalente de soldados a caballo. A su frente puso a un hombre natural de esta provincia, Lucio Vibio Pacieco, personaje destacado y con no poca experiencia. Este, en el instante mismo de llegar a las líneas de Gneo Pompeyo, se vio azotado por el viento contrario de una violenta tempestad; su fuerza cegaba la vista de los soldados hasta tal punto que apenas podían distinguir a quién tenían a su lado. Sin embargo, esta contrariedad les ofrecía una tremenda ventaja. Así, al llegar al lugar adecuado, ordena que monten dos en cada caballo y, en línea recta, se dirigen a través de las posiciones adversarias hacia la ciudad. Encontrándose en medio de las líneas enemigas, uno de nuestros soldados respondió a uno de los centinelas, que le pedía explicaciones, que guardara silencio, pues en este instante estaban intentando acercarse a la muralla para apoderarse de la ciudad; así, los centinelas no podían cumplir con su obligación, en parte dificultados por la tempestad, y en parte disuadidos por aquella respuesta. Una vez cerca de la puerta, hicieron la señal convenida y los habitantes de la ciudad los dejaron entrar; los soldados de infantería se quedaron apostados allí en estado de alerta, mientras la caballería, levantando un inmenso griterío, hizo una salida contra el campamento enemigo. En esta acción, desarrollada tan de improviso, una gran parte de los hombres que había en el campamento creyeron que iban a caer prisioneros. (Trad. de J. Calonge y P. J. Quetglas, Gredos) 4. Tras enviar este destacamento a Ulia, César, a fin de obligar a Pompeyo a levantar el asedio de esta ciudad, se dirige hacia Córdoba y, durante el trayecto, hizo que se adelantara junto con la caballería un contingente de infantería pesada formado por hombres valerosos. Estos, tan pronto como llegaron a la vista de la ciudad, montaron en los caballos, sin que ello pudiera ser advertido de ninguna manera por los cordobeses. Como quiera que, al acercarse más, una inmensa multitud salió de la ciudad dispuesta a destrozar la caballería, los soldados de infantería desmontaron y libraron un magnífico combate, de forma que de aquella innumerable multitud de enemigos fueron pocos los que lograron retirarse a la ciudad. Atemorizado por esta acción, Sexto Pompeyo envió una carta a su hermano para que acudiera rápidamente en su ayuda, a fin de que César no tomara Córdoba antes de que el llegara allí. Así pues, Gneo Pompeyo, atendiendo a la carta de su hermano, levanta el sitio de Ulia, ciudad que casi tenía tomada, y se pone en marcha con sus tropas en dirección a Córdoba. (Trad. de J. Calonge y P. J. Quetglas, Gredos)
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