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Análisis de la Arquiectura Pública Monumental en ONOBA AESTVARIA
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Arquitectura
Muralla
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Descripción
La parquedad de los testimonios arqueológicos sobre la muralla de la ciudad provoca que haya de valorarse el amurallamiento de la misma desde perspectivas que trasciendan de su materialidad constructiva, y combinen el análisis topográfico y de las fuentes textuales al respecto. Así, la única evidencia de la moenia fue hallada en el entorno de la plaza de San Pedro, en el año 2008, y consistía en una estructura realizada en sillares de calcarenita con una técnica edilicia típica de las construcciones de corte helenístico, y de modulación cartaginesa, similar a otros ejemplos hispanos, caso de las murallas púnicas del siglo III a.C. de Ilipla, Carteia, o Castillo de Doña Blanca (Toscano Pérez, 2009: 144). En el caso onobensis los materiales de base parecen corresponder con esta cronología, a pesar de las continuas modificaciones y usos de este espacio durante época medieval. De tal modo que la muralla de época turdetana fue reutilizada con idéntica funcionalidad de delimitación del espacio urbano durante el periodo posterior. Asimismo, junto a estos testimonios arqueológicos contamos con una descripción de época medieval, a través del relato de al-Idrisi que refiere la existencia de una muralla de piedra para esta ciudad., cuyos restos aún eran visibles en algún tramo. De esta forma, los datos proporcionados por la arqueología acerca de la muralla romana, o en su defecto, la cartaginesa reutilizada posteriormente, son bastante escasos. Ello lleva al planteamiento de que quizá no haya de buscarse un amurallamiento pétreo al uso, desarrollado sobre todo el perímetro de la ciudad, dado que la propia topografía de base podría haber desempeñado fácilmente una labor defensiva en ciertos puntos del núcleo (Campos, 2011). De tal modo, que el medio natural de la ciudad funcionaría a modo de pomerium sin que existiese la necesidad de que éste se materializara mediante la construcción de una muralla de piedra, generándose únicamente la necesidad de marcar dicho límite simbólico en ciertos espacios, caso de las vaguadas existentes entre los cabezos y los puntos de entrada y salida (Delgado, 2016). Los restos documentados en la plaza de San Pedro cumplirían con esta función, pues su ubicación entre los cabezos de San Pedro y del Pino respondía a la necesidad de construir un tramo así como una posible puerta. Idéntica situación ocurriría entre los cabezos de San Pedro y Molino de Viento, hoy desaparecido, y donde la historiografía moderna (el antiguo escudo de la ciudad) reproduce una puerta realizada posiblemente en opus quadratum, y cuyo desmantelamiento proporcionó abundantes materiales romanos. Se trataría de la puerta occidental de la ciudad desde donde se accedía en época moderno-contemporánea desde la zona baja de la ciudad, quizás fosilizando los caminos romanos de acceso a la urbe. Dicha construcción aprovecharía la garganta de dichas elevaciones para embutir una de las puertas monumentales de la ciudad. Una construcción de ingeniería que recuerda en gran medida la porta de Córdoba de la ciudad de Carmo (Carmona, Sevilla).
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