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Necropolis de ONOBA AESTVARIA
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Conventus
Ciudad
Síntesis Funeraria
Las numerosas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la ciudad histórica han permitido que a día de hoy conozcamos pequeñas ventanas de al menos tres de las necrópolis que configuraron sus suburbia en época romana (Fernández Sutilo, 2016). Las evidencias funerarias correspondientes al periodo republicano se limitan a varios enterramientos en fosa sin cubierta, ni ajuar, localizados en la necrópolis septentrional (Fernández, Campos y Vidal, 2013, 178), a las que se unen, casi con toda probabilidad, una de las urnas cinerarias recuperadas en el Cabezo de la Esperanza (Garrido y Orta, 1966: 211-213). No obstante, las evidencias parecen indicar que este pobre paisaje experimentó un cambio drástico hacia el cabio de Era, al menos en el área cementerial norte (Fernández, Campos y Vidal, 2013, 178), cuya configuración interna responde al tipo Gräberstraβen, es decir, sepulturas de todo tipo dispuestas a ambos márgenes de la vía sepulcral que daba acceso a la ciudad. En este sentido, en el extremo más meridional de su recorrido se ha identificado un monumento de planta cilíndrica de innegable origen itálico, al que se asocian varios recintos de opus incertum (González y Guerrero, 2008; Fernández, Campos y Vidal, 2013, 180-ss; Bernardes et alii, 2014, 137), mientras que en su margen más septentrional, el paisaje lo monopoliza un conjunto de recintos funerarios destacados por sus enormes dimensiones (Fernández, Campos y Vidal, 2013,181-ss). De todos ellos, el que llama especialmente la atención es el denominado acotado imperial (Gómez et alii, 2003, 658; De Haro, Castilla y López, 2006, 583); concebido con carácter monumental (más de 41m de fachada), el fin de este recinto fue acondicionar su espacio interior de cara a la práctica de sepulturas de inhumación y cremación sobre el firme, organizadas en torno a un estructura escalonada de sillares de morfología piramidal, y procedencia norteafricana (Gómez et alii, 2003, 658, Fernández, Campos y Vidal, 2013, 182). Será a inicios del siglo II d. C, coincidiendo con el segundo impulso constructivo operado en la ciudad, cuando justo al norte del acotado imperial sean edificados dos nuevos recintos funerarios (Gómez et alii, 2003, 660; De Haro, Castilla y López, 2006, 580). El panorama ritual de estos momentos altoimperiales se caracteriza por una “resistencia pasiva” o “exclusión consciente” de piezas de terra sigillata del interior de las sepulturas (Vidal y Campos 2006, 27); en su lugar se refleja una creencia más preocupada por la inclusión en los ajuares de piezas de índole personal, y elementos de carácter supersticioso, en detrimento de objetos rituales propios de la religiosidad romana como eran los elementos relacionados con la unctura o el viaticum (Fernández Sutilo 2016, 371). El último esfuerzo de monumentalización, de mediados del siglo II d. C., supuso la construcción de un nuevo monumento de planta circular y un segundo acotado de grandes dimensiones (Gómez et alii, 2003, 658; De Haro, Castilla y López, 2006, 582, Fernández Campos y Vidal, 2013, 185). A nivel tipológico este último episodio contempla la aparición de un amplio abanico de sepulturas no monumentales entre las que se incluyen desde estructuras de tégulas dispuestas a dos aguas o en horizontal, hasta las cajas de ladrillos o de tégulas; a las que se suman los característicos enterramientos infantiles en ánfora fechados entre los siglos III-IV d. C. (Amo y de la Hera, 1976, 93-ss; Fernández, Campos y Vidal, 2013, 185). La ritualidad de estos momentos, extensible al resto de las demás necrópolis que serán expuestas a continuación, pasa por el uso mayoritario y exclusivo de la inhumación, con unos ajuares donde la tónica general será una clara tendencia hacia la proliferación de piezas de carácter ritual, a las que se unirán ciertos objetos de carácter profilácticos como las lucernas y los clavos de bronce (Fernández, Campos y Vidal, 2013, 185). En la necrópolis oriental, junto a las incineraciones en urnas de tradición púnica (Garrido y Orta, 1966, 214; Amo y De la Hera, 1976, 87), heredadas de la fase anterior, surgirán en época altoimperial nuevos enterramientos bajo cubierta de tégulas a doble vertiente dispuestas en torno a la actual calle Palos (Amo y De la Hera, 1976, Bernardes et alii, 2014, 139). No obstante será en la necrópolis meridional donde se aprecie, mejor que en ninguna otra, el proceso de romanización. Esta área sacra, nacida al amparo del crecimiento portuario, conocerá un sorprendente despegue a finales del siglo I d. C., merced al intenso tráfico marítimo existente entre el Atlántico y el Mediterráneo (Fernández Sutilo, 2017, 104-ss). Pese a que los restos constructivos se encuentran muy arrasados, parece que existió una fachada de estructuras monumentales a lo largo de la actual calle Vázquez López (González et alii, 2001, 30; Castilla, De Haro y López, 2004), donde el nivel de concentración de las mismas apuntan hacia una monumentalización de la vía sepulcral mucho más intensa que la constatada para la necrópolis septentrional (Fernández Sutilo, 2017, 104-ss). A nivel ritual, esta necrópolis se caracteriza por una cierta “normalización” del funus romano, con sepulturas que presentan conductos libatorios, y ajuares en los que, pese a la ausencia de terra sigillata, se aprecia una sustitución de las piezas de carácter personal por otras de índole ritual (Castilla et alii, 2004, 506-ss, Fernández Sutilo, 2017, 104-ss). Las fases bajoimperiales de estas dos últimas necrópolis se caracterizan por la presencia de varios enterramientos aislados, practicados en el interior o junto a antiguas estructuras industriales ya amortizadas, muy posiblemente vinculados con el uso residual del puerto y las factorías (Osuna Ruiz, 1998, 11; González et alii, 2001, 30; Bernardes et alii, 2014, 139-140; Mora Rodríguez, 2005, 92)
Monumentos
Monumentos circulares Recintos funerarios Acotados de grandes dimensiones Monumentos prismáticos o tumulares
Tipologías Sepulcrales no Monumentales
Ossilegia en urnas de cerámica Ossilegia en cajas de piedra caliza Enterramientos bajo cubierta de tégulas Bustum en fosa sin cubierta Enterramientos en ánfora Enterramientos en caja de ladrillos
Ajuares
El panorama ritual de estos momentos altoimperiales se caracteriza por una “resistencia pasiva” o “exclusión consciente” de piezas de terra sigillata del interior de las sepulturas; en su lugar se refleja una creencia más preocupada por la inclusión en los ajuares de piezas de índole personal, y elementos de carácter supersticioso, en detrimento de objetos rituales propios de la religiosidad romana como eran los elementos relacionados con la unctura o el viaticum La ritualidad bajoimperial, pasa por el uso mayoritario y exclusivo de la inhumación, con unos ajuares donde la tónica general será una clara tendencia hacia la proliferación de piezas de carácter ritual, a las que se unirán ciertos objetos de carácter profilácticos como las lucernas y los clavos de bronce
Enterramientos Singulares
Enterramientos Singulares Nivel II (0)
Escultura Funeraria
No posee
Epigrafía Funeraria
Sí
Estudios Antropológicos
Cronología de la Necrópolis
Siglos II a.C.-IV d.C.
Repertorio de Consulta
- Amo y De la Hera, M. del (1976), “Restos materiales de la población romana de Onuba”, Huelva Arqueológica, II, 86-97. - Bernardes, P.; Fernández, L.; Campos, J.M. y Pereira, C. (2014), "El mundo funerario del extremo suroccidental de Hispania a través de dos ciudades: Ossonoba versus Onoba", Revista Onoba, 2, 127-147. - Castilla, E., De Haro, J. y López, M. Á. (2004), “El solar nº25-27 de la Calle Vázquez López en la zona arqueológica de Huelva. La necrópolis sur de Onuba”, Anuario Arqueológico de Andalucía, 2001, Vol. III, 503-511. - De Haro, J.; Castilla, E. y López, M. Á. (2006), “Intervención arqueológica en Plaza Ivonne Cazenave nº 1 (Huelva). 4º y 5º fase de actuación”. Anuario Arqueológico de Andalucía, 2003. Vol. III: 577-587. - Fernández Sutilo, L.: (2016), Espacios y usos funerarios en Onoba y su área de influencia entre los siglos II a. C.-VII d. C., Universidad de Huelva, Tesis, Repositorio Arias Montano. (2017), "Caracterización de las necrópolis de las ciudades portuarias suroccidentales. Evolución de los espacios sepulcrales al abrigo de las actividades marítimas-portuarias", Los puertos atlánticos béticos y lusitanos y su relación comercial con el Mediterráneo (Campos, J.M y Bermejo, J. Eds), L´Erma di Bretschneider, Roma, 101-184. - Fernández, L.; Campos, J.M. y Vidal, N. (2013), "El mundo funerario en el ciudad romana de Onoba: las manifestaciones arquitectónicas de la necrópolis norte", Revista Onoba, 1, 177-188. - Garrido, J. P. y Orta, E. Mª. (1966), “Nuevo hallazgo de una tumba de incineración en los Cabezos de Huelva”, Ampurias, XXVIII, 209-215. - Gómez, F.; López, M. Á.; Beltrán, J. M.; Gómez, Á. y Campos, J. M. (2003), “Inter-vención arqueológica en el solar Plaza Ivonne Cazenave, 1 (Huelva)”, Anuario Arqueológico de Andalucía, 2000, Vol. III: 577-587. - González, D. y Guerrero, O. (2008), Memoria científica de la intervención arqueológica de urgencia en el solar de Plaza San Pedro 4-5 de Huelva. Delegación Provincial de Cultura. Junta de Andalucía. Inédito. - González, D.; Guerrero, O.; Goyanes, S. y Lozano, C. (2001), Informe Preliminar: Actividad Arqueológica de Urgencia en las calles Vázquez López, Tres de Agosto, Plaza de las Monjas y Plaza Quintero Báez en la Zona Arqueológica de Huelva, en el marco del Proyecto de saneamiento de Huelva, cuenca del río Tinto, 2ª fase. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva, Inédito. - Mora Rodríguez, Mª. C. (2005), Intervención arqueológica preventiva en c/Palacios, nº 9. Memoria Preliminar, Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva, Inédito. - Osuna Ruiz, M. (1998), Informe de la actuación arqueológica en la C/ Palos, 15-17. Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva, Inédito. - Vidal, N. y Campos, J. M. (2006), “Las necrópolis de Onuba”, Anales de Arqueolo¬gía Cordobesa, 17, Vol. II: 13-34.
Documentación Gráfica
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