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Necropolis de CANANIA
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Síntesis Funeraria
Tras la excavación de urgencia de 1991 se pudieron recuperar un total de setenta y ocho sepulturas, setenta y seis de ellas de incineración y dos de inhumación, todas ellas asociadas a varias estructuras edilicias, muy posiblemente recintos funerarios. De estas construcciones sólo se conservan sus cimentaciones, hechas a base de mampostería de piedras irregulares de pequeño y mediano tamaño trabadas con cal, aun cuando no se descarta que su alzado fuese de adobe. Según la opinión de sus investigadores, los muros exhumados sugieren la existencia de al menos cinco recintos funerarios, tres de ellos perfectamente definidos (Sierra Alonso, 1993, 470). Su interior estuvo ocupado, además de por los enterramientos individuales antes mencionados, por una estructura cuadrangular de mampostería, al menos en dos de los casos (Sierra Alonso, 1993, 470), probablemente empleadas como altares funerarios al haber aparecido sobre una de ellas una inscripción honorífica (Sierra Alonso, 1993, 472-473). En definitiva, pese a lo escueto de la publicación, la organización topográfica de estos recintos demuestra la existencia de un perfecta trama interna de la necrópolis, en la que se aprecia cómo estas estructuras monumentales fueron articuladas en torno a una serie de calles secundarias, usurpadas por enterramientos individuales que buscaron, mediante su cercanía, prestigio y protección. El paisaje funerario de índole monumental se complementa con la presencia de dos ustrina relativamente alejados de cualquier otra construcción, que como bien ha apuntado F. Sierra (1993, 473), excavador de esta necrópolis, pudo deberse a la prohibición para la realización de piras en las proximidades de las tumbas a fin de que estas no fueran dañadas por el fuego. Entre los modelos tipológicos pseudomonumentales se encuentran los enterramientos bajo bóveda de medio cañón, formados por una fosa principal de planta rectangular, encargada de albergar en su interior una segunda oquedad de menores dimensiones destinada acoger los restos de la incineración del difunto y el ajuar. La fosa principal se encuentra revestida por una caja rectangular de diversos materiales constructivos, fundamentalmente ladrillos, tégulas y dovelas, cubierta por una pequeña bóveda de medio cañón. Algunos de los ejemplares constatados presentan suelo de fábrica, tanto en la oquedad de mayores dimensiones como en la menor, realizada o bien en ladrillos o en tégulas (Sierra Alonso, 1993, 468). Le siguen las tumbas bajo falsa bóveda. Sus características constructivas son idénticas a las del modelo anterior, con la salvedad de estar cubierta por una falsa cúpula conseguida mediante la aproximación de hiladas (Sierra Alonso, 1993, 470). El abanico tipológico se completa con el amplio número de sepulturas individuales documentadas tanto al interior como al exterior de los recintos, entre las que es posible identificar los siguientes modelos (Sierra Alonso, 1993, 470-ss): -Enterramientos en cajas de ladrillos dispuestos a soga. Se desconoce su sistema de cubierta, que bien pudo ser alguno de los modelos anteriores. En cualquier caso, su máxima particularidad reside en la existencia de una única fosa contenida en su interior. - Enterramientos bajo cubierta de tégulas a doble vertiente . Sus cuerpos estuvieron definidos por tres pares de piezas, las más complejas, o uno sólo, la más simples. Sus lados más cortos aparecen sellados mediante sendas tégulas dispuestas en vertical, mientras que sus juntas superiores lo fueron por ímbrices, o de manera más ocasional, por fragmentos anfóricos. Su interior pudo contener una sólo fosa, o de manera mayoritaria, un doble sistema, con una oquedad de menores dimensiones destinada a la deposición de las cenizas y el ajuar. De manera excepcional, esta tipología fue la encargada de albergar dos ejemplares de urnas de vidrio (fechadas en el siglo II d. C.), así como las dos únicas inhumaciones documentadas hasta el momento en la necrópolis. - Enterramiento en caja de tégulas con cubierta horizontal de este mismo material. - Enterramientos en urnas cerámicas bajo cubierta de ánforas invertidas sin boca ni cuello. Como excepción, uno de estos enterramientos albergó una urna de vidrio con funda protectora de plomo. - Enterramientos en urnas cerámicas depositadas en el interior de cistas sin ningún tipo de estructura. Se trata de la tipología más simple de toda la necrópolis, pero también la más numerosa. Por norma general los restos de la cremación se encontraban protegidos en el interior de contenedores de diversa tipología; de manera predominante vasos, aunque no faltan pequeños cofres con cubierta a dos aguas, y muy posiblemente, por las evidencias conservadas, cajas de algún tipo de material perecedero tipo madera. Más allá de la ritualidad manifiesta en la combinación o exclusión de ciertos elementos del ajuar, se debe decir que el objeto que monopoliza el interior de las sepulturas es la urna cineraria, o en su defecto, de vidrio (Sierra Alonso, 1993, 472); dicho esto, el ritualismo de estas sepulturas se caracteriza por un notable predominio de las piezas rituales sobre cualquier otro tipo. Son numerosos los vasos de ofrenda de cerámica común, destacando por encima de cualquier otra tipología las jarras de un asa de cuerpo ovoide y boca ancha, a veces con un fragmento de ánfora o ladrillo como tapadera. En menor proporción se emplearon ollas de cuerpo globular. Algo más suntuosos son los vasos de paredes finas descubiertos, si bien, su número se reduce exclusivamente a cuatro ejemplares con decoración a la barbotina, y que a groso modo, pueden ser fechados en la segunda mitad del siglo I d. C. De entre todas las piezas recuperadas, sólo un único ejemplar se identifica con un vasito de terra sigillata hispánica. El menaje ritual se complementa con la presencia de ungüentarios de vidrio de diversa tipologías, con cronologías que se centran fundamentalmente en el siglo I d. C., aun cuando se pueden prolongar hasta finales del siglo II e inicios del III d. C. (Sierra Alonso, 1993, 471-472). Resultan también frecuentes los objetos empleados como elementos de adorno y uso personal, y aquellos otros que revelan el desarrollo de una actividad profesional. Las únicas piezas de oro aparecidas se identifican con dos aretes, si bien son mucho más numerosos los elementos de bronce, entre los que se encuentran una cadena, pulseras tanto en bronce como en hierro, varios anillos, unas pinzas, numerosas fichas de juego (cerca de un centenar tanto en bronce como en hueso, así como dos dados trabajados en hueso) y cuatro espejos, tres de ellos circulares y uno cuadrangular. Tampoco faltan elementos menos suntuosos como las cuentas de pasta vítrea o de piedra, y los acus crinales. Entre los utensilios profesionales se encuentran algunos elementos relacionados con instrumental médico: un specillum o sonda simple, una sonda de oído, un gancho de agrafe agudo, aunque también se han recuperado varios cuchillos de hierro, punzones, uno de ellos con enmangue de hueso, y una aguja de bronce (Sierra Alonso, 1993, 472). Con fines apotropaicos tenemos como pieza más destacada la lucerna, con un total de dos piezas de volutas; si bien no faltan monedas, con un total de nueve ejemplares, y de una manera más destacada por sus implicaciones rituales, una campanilla y una bulla para la defensa de los individuos infantiles frente a los malos espíritus (Sierra Alonso, 1993, 471-472). Entre sus aspectos rituales llama la atención la falta de conductos libatorios, no obstante sí que se ha constatado un tratamiento diferenciador entre los restos óseos que fueron introducidos en el interior de las urnas, y aquellos otros que estuvieron depositados directamente en el interior de una fosa (Sierra Alonso, 1993, 474).
Monumentos
Recintos funerarios.
Tipologías Sepulcrales no Monumentales
Enterramientos bajo bóveda de medio cañón, tumbas bajo falsa bóveda, enterramientos en caja de ladrillos, enterramientos bajo cubierta de tégulas a doble vertiente, enterramiento en caja de tégulas, enterramientos en urnas cerámicas o de vidrio bajo cubierta de ánforas, enterramientos en urnas cerámicas depositadas en el interior de cistas.
Ajuares
Piezas rituales (jarros y ollas, paredes finas, ungüentarios y una pieza de terra sigillata), elementos de adorno y uso personal (joyas, acus crinales, espejos y elementos quirúrgicos), elementos profilácticos.
Enterramientos Singulares
Recintos funerarios.
Enterramientos Singulares Nivel II (1)
Escultura Funeraria
No
Epigrafía Funeraria
Se documentan dos epígrafes entre los restos de la excavación.
Estudios Antropológicos
No posee.
Cronología de la Necrópolis
Los ajuares aportan una cronología centrada en la segunda mitad del siglo I d. C. inicios del II d. C., si bien determinadas tipologías sepulcrales hacen pensar a sus investigadores que debió prolongarse algo más en el tiempo.
Repertorio de Consulta
- Sierra Alonso, F (1993), “Excavaciones de urgencia en la necrópolis de Canama (Alcolea del Río, Sevilla)”, Anuario Arqueológico de Andalucía 1991, Vol. III, 467-475 - Engel, A. (1891); “Fouilles executées auxenvirons de Seville”, Revue Archéologique XVII, 87-92.
Documentación Gráfica
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