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Necropolis de BASILIPPO
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Ciudad
Síntesis Funeraria
Los datos que a día de hoy se conocen sobre el mundo funerario de Basilippo, impiden que podamos transcender hacia cuestiones como su organización topográfica o ritualidad. De hecho, las evidencias materiales se limitan a una torre, calificada como sepulcro turriforme, ubicada en una de las tres lomas a la que ha sido reducida la ciudad (Tovar, 1974, 155). Su primera mención, bastante vaga por cierto, la encontramos en el catálogo arqueológico de Sevilla de 1939, en la que se habla de la existencia de importantes edificios romanos, uno de argamasa y otro de sillares, al borde de las Mesas, sobre la carretera del Arahal (Hernández, Sancho y Collantes, 1939, 48). La torre en cuestión, llamada ahora del Cincho y antiguamente de los Alaranes, representa la forma de un prisma de tendencia rectangular orientado según los puntos cardinales. En la década de los 80 aun conservaba en pie cuatro cuerpos, si bien, dada la ausencia de techumbre, es lógico pensar que debió contar con un quinto a modo de remate del que, sin embrago, no se conservaba evidencia alguna en el momento de su excavación. Todos los cuerpos están construidos de opus caementicium, nivelados mediante tongadas de tégulas (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 429, Jiménez de Furundarena, 1975, 871-ss). Exteriormente debió contar con un enfoscado de cal, en ciertos tramos combinado con otros elementos como pudieron ser las placas de piedra o mármol como evidencian las hendiduras existentes (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 429-432). El primer cuerpo lo constituye un podium macizo de caementum (Jiménez de Furundarena, 1975, 872). Su núcleo interno sólo se ve alterado en su cara oeste por la construcción de una hornacina abovedada destinada a acoger posiblemente los restos de la cremación en bustum según J. M. Rodríguez (1979-1980, 429). Para A. Jiménez (1975, 272), es seguro que el edificio oculta en sus cimientos la cámara funeraria, posiblemente un bustum de incineración dado lo reducido se su tamaño, quedando la edícola como escaparate de estatuas y epígrafes de cara a los visitantes. El segundo bloque, de menor altura, fue dispuesto de manera retranqueada con respecto al anterior por dos de sus cuatro caras (Jiménez de Furundarena, 1975, 872). Morfológicamente es macizo al igual que el basamento, nivelado en su parte alta mediante dos hiladas de tégulas que se proyectan algo más allá de su planta, generando un saliente que además de la función constructiva ya mencionada, debió servir de soporte a una cornisa aterrada o tal vez de mármol (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 430), destinadas a sostener pilastras decorativas (Jiménez de Furundarena, 1975, 872) El tercer volumen presenta un notable retroceso en planta con respecto al segundo, así como una fábrica más compleja en relación con los niveles anteriores. Al tratarse del basamento de la edícula, es posible observar importantes diferencias en el sistema de nivelación empleado en cada uno de sus cuatro caras, así en las norte y este son cuatro las tégulas empleadas, frente a las cinco de la oeste o las seis de la sur (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 430). Sobre la última hilada se asienta el cuarto cuerpo, la edícola, abierta hacia el norte,. Las dos jambas resultantes de la excavación de este habitáculo muestras sendos rehundimientos, que si bien abarcan toda su anchura, no toman toda su altura, tal vez por haber contado en su momento con algún elemento decorativo, bien una pilastra plana o relieves. Todo su interior debió estar revestido por placas decorativas en función de las hendiduras existentes. Aunque no se conserva su cubierta, ésta posiblemente debió ser adintelada ya que no se observan restos del arranque de la bóveda (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 430-ss). Para el remate de la estructura se han planteado varias hipótesis de trabajo, ninguna confirmada dado que se ha perdido toda evidencia. Sus investigadores plantearon dos opciones: una posible cubierta a dos aguas o en su defecto en forma de pirámide (Jiménez de Furundarena, 1975, 872; Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 432). J. M. Rodríguez (1979-1980, 432) se decanta por la segunda, argumentando que la primera es más propia de templos que de monumentos funerarios, algo con lo que no estamos de acuerdo. Su defensa se basa en el geometrismo y sencillez que este tipo de techumbre aportaría a la obra, así como el significado astral que este tipo de forma tuvo entre las culturas antiguas. La cronología de esta estructura ha sido establecida por sus investigadores en función de paralelos cercanos en el segundo tercio del siglo II d. C. (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 435). En este sentido la fecha post quem viene dada por el sistema constructivo ya que el empleo de opus caementicium con verdugadas de materiales cerámicos se constata en el cercano Santuario de las Terrazas de Munigua de fines del siglo I d. C., y el anfiteatro de Itálica de finales del siglo I d.C. primer tercio del II d. C. El término ante quem, de manera más imprecisa, se establece en la segunda mitad del siglo II d. C. por la grave crisis en la que se sumergió la zona de Carmo-Astigi en época de Marco Aurelio y las invasiones mauritanas (Rodríguez Hidalgo, 1979-1980, 435). De manera más reciente, esta construcción ha sido incluida dentro del grupo de sepulcros turriformes de cuerpo prismático sobre basamento escalonado, con decoración arquitectónica de órdenes apilastrados, similar al de Daimuz (Valencia), la Torre del Breny (Manresa), Santa Eulalia (Huelva) (Bendala Galán, 2003, 96). La última prospección de la que ha sido objeto el sitio ha puesto de manifiesto una importante dispersión de restos arqueológicos en la llanura que se abre a los pies de este monumento, y que sus investigadores atribuyen al área de necrópolis (García y Pliego, 2004, 307, 312).
Monumentos
Sepulcro turriforme
Tipologías Sepulcrales no Monumentales
No se han detectados.
Ajuares
No se han detectados.
Enterramientos Singulares
No hay
Enterramientos Singulares Nivel II (0)
Escultura Funeraria
No hay
Epigrafía Funeraria
Sí. Una inscripción perteneciente a Q. Brutius Basilipponensis
Estudios Antropológicos
No existen restos analizables
Cronología de la Necrópolis
Segundo tercio del siglo II d. C.
Repertorio de Consulta
- Bendala Galán, M. (2003), "La Antigüedad. De la prehistoria a los visgodos", Manual del Arte Español. Introducción al arte español. Sílex, Madrid, 11-112. - García, F.J. y Pliego, R. (2004), "Oppida turdetanorum: Basilippo and the Cerro del Cincho", Zephyrus, 57, 303-318. - Hernández, J.; Sancho, A. y Collantes, F. (1939), Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla. To mo I. Sevilla. - Jiménez de Furundarena, A. (1975), "El grupo occidental de sepulcros turriformes hispánicos", Crónica del XIII Congreso Arqueológico Nacional, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 869-874. - Olmedo, F. y Gallego, A. (1999), Ruta de Washington Irving. Gran Itinerario Cultural del Consejo de Europa. Junta de Andalucía, Consejería de Turismo y Deporte, Fundación El Legado Andalusí, Sevilla. - Rodríguez Hidalgo, J.M. (1979-1980), "Anotaciones en torno a Basilippo. La Torre del Cincho", Habis, 10-11, 425-457. - Tovar, A. (1974), Iberische Landeskunde. Verlag Valentin Koerner-Baden-Baden, Vol.I
Documentación Gráfica
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