Toggle Navigation
Mapa Inicial
Login
Contacto
Análisis de las Fuentes Literarias de OSQVA
Ir a Fuentes Destacables
Cita de Autor
Livio, 23, 27 Flamstead Walters, C. Et Seymour Conway, Oxford,1991
Texto
XXIII, 27. Postquam neque elicere Poenum ad certamen obuersati castris poterant neque castrorum oppugnatiofaciliserat,urbem Ascuam, quo fines hostium ingrediens Hasdrubal frumentum commeatusque alios conuexerat, ui capiunt omnique circa agro potiuntur ; nec iam aut in agmine aut in castris ullo imperio contineri. Quam ubi neglegentiam ex re, ut fit, bene gesta oriri senserat Hasdrubal, cohortatus milites ut palatos sine signis hostes adgrederentur, degressus colle pergit ire acie instructa ad castra. Quem ut adesse tumultuose nuntii refugientes ex speculis stationibusque attulere, ad arma conclamatum est. Vt quisque arma ceperat, sine imperio, sine signo, incompositi, inordinati in proelium ruunt. Iam primi conseruerant manus, cum alii cateruatim currerent, alii nondum e castris exissent; tamen primo ipsa audacia terruere hostem deinde rariin confertos inlati, cum paucitas parum tuta esset, respicere alii alios et undique pulsi coire in orbem, et, dum corpora corporibus applicant armaque armis iungunt, in artum compulsi, cum uix mouendis armis satis spatii esset, corona hostium cincti ad multum diei caeduntur ; exigua pars eruptione facta siluas ac montes petit. Parique terrore et castra sunt deserta et uniuersa gens postero die in deditionem uenit.
Traducción
23, 27. Como no eran capaces de atraer al combate a los cartagineses a pesar de permanecer plantados delante de su campamento ni era cosa fácil el asalto del campamento, tomaron al asalto la ciudad de Ascua, donde Asdrúbal habia concentrado el trigo y demás provisiones al internarse en territorio enemigo, y se apoderaron de todo el territorio de los alrededores. Pero ya no había autoridad alguna capaz de contenerlos ni durante la marcha ni en el campamento. Cuando Asdrúbal se enteró de que los éxitos, como suele ocurrir, habían desencadenado esta indisciplina, exhortó a sus hombres a que atacasen a los que andaban dispersos sin guardar la formación, y bajando de la colina se dirigió directamente al campamento en formación de combate. Los que ocupaban puestos de observación y de guardia llegaron corriendo atropelladamente anunciando su presencia, y se gritó “¡a las armas!”. A medida que cada uno iba empuñando sus armas, sin mando, sin atender a una señal, sin formación, sin orden, corrían a la lucha. Se habían enzarzado ya en la pelea los primeros cuando otros corrían en tropel y otros aún no habían salido del campamento. A pesar de todo, al principio su misma audacia asustó al enemigo; después, al atacar aislados a los que estaban en formación cerrada, como la escasez numérica les ofrecía poca seguridad, se buscaban unos a otros con la mirada y, presionados por todas partes, formaban el círculo; juntando espalda contra espalda y arma con arma, forzados a apretarse más, como apenas si tenían espacio para mover las armas, envueltos en cordón por el enemigo fueron cayendo hasta bien entrado el día; una pequeña parte se abrió paso y se dirigió a los bosques y las montañas. En un movimiento de pánico similar quedó abandonado el campamento y al día siguiente se rindió todo aquel pueblo. (Trad.: Villar Vidal, J. A., Gredos)
Documentación Gráfica
Ir a Fuentes Destacbles