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Análisis de la Escultura de IPONOBA
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Conventus
Ciudad
Síntesis Escultórica
Para la ciudad de Iponoba los testimonios escultóricos se encuentran bien representados. Así se cuenta a día de hoy con un conjunto de siete esculturas de especial significación (Valverde y Perales, 1903a, 521 ss.; Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 150-159). Este grupo lo conformaba una estatua femenina sedente y acéfala, vestida con túnica y manto y de tamaño mayor que el natural (García y Bellido, 1949, 204, nº 248, lám. 171; Garriguet Mata, 2001, 25, nº 37, lám. XI.2; Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 163-164, fig. 4.2); dos togados, correspondiente uno a un individuo adulto y el otro a un niño o joven (Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 167 ss., figs. 8.1 y 8.3); y un fragmento de mano con anillo que porta un volumen (Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 167, fig. 7). Posteriormente, se recuperaron cuatro estatuas marmóreas más, un togado infantil con bulla (García y Bellido, 1949, 191, nº 225, lám. 161; Garriguet Mata, 2001, 24, nº 35, lám. X.4; Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 167 ss., fig. 8.2); la conocida figura sedente capite velato de la emperatriz Livia, vestida también −como la otra efigie femenina hallada el año anterior− con chiton abotonado a la manga e himation, portando en su brazo derecho una cornucopia llena de frutos (García y Bellido, 1949, 159, nº 171; Garriguet Mata, 2001, 25, nº 36, lám. XI, 1; Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 160-163, fig. 4.1); y otras dos estatuas togadas adultas, una de las cuales se estaba fragmentada en dos mitades pero prácticamente completa (Castillo y Ruiz-Nicoli, 2008, 165-167, fig. 5-6 y 172, fig. 8.4). El detallado estudio de Castillo y Ruiz-Nicoli les ha permitido plantear su elaboración en diferentes momentos del periodo julio-claudio – hecho habitual en los ciclos estatuarios erigidos en honor de dicha dinastía (Boschung, 2002; Cesarano, 2015) − y la labor de distintos talleres. Así, las estatuas más antiguas serían las dos figuras femeninas sedentes (de Livia y ¿Dea Roma?) y uno de los togados adultos (¿Tiberio?), que se fecharían hacia los años 15-20 d.C. y podrían haberse visto acompañadas por una efigie de Divus Augustus. Les seguirían muy poco después (c. 20 d.C.) otro togado adulto (¿Germánico, un particular?) y, algo más tarde (20-30 d.C.), las dos representaciones togadas infantiles (¿los hijos mayores de Germánico, Nerón y Druso?). Completaría el conjunto el tercer togado adulto, datado a finales de época claudia o principios de época neroniana. Las propuestas de estos investigadores, aunque bien argumentadas y factibles, no dejan de ser hipotéticas, pues faltan los retratos y epígrafes que podrían confirmarlas. En cualquier caso, suponen un gran avance para la comprensión de las esculturas baenenses, que fueron esculpidas décadas antes de que Iponoba recibiese el estatuto municipal, algo que no sucedió hasta la llegada al poder de la dinastía flavia (Morena López, 2013, 42). Responderían, por tanto, al deseo de promoción social y jurídica de sus elites -cabe suponer que de origen indígena en su mayoría-, las cuales decidieron emular en época julio-claudia a las de otras muchas ciudades béticas, como la cercana colonia de Ituci, manifestando su adhesión a la domus Augusta a través de costosos homenajes estatuarios. El repertorio escultórico de Iponoba no concluye con las obras mencionadas. Por un lado, es posible que de aquí proceda un togado muy fragmentado, de finales de época julio-claudia y contexto quizás funerario, conservado desde 1971 en el Museo Arqueológico de Córdoba como procedente de Baena (López López, 1998, 57-58, nº 30, lám. XXVII, A-B; Baena del Alcázar, 2009, 244). No obstante, la ausencia de datos sobre su descubrimiento impide descartar que se localizase en algún otro yacimiento cercano a la citada población. De otra parte, en el Cerro del Minguillar se descubrieron en los años setenta del siglo pasado dos pedestales de estatua que atestiguan la existencia, entre finales del siglo II y las primeras décadas del III d.C., de sendas representaciones del genio municipal Iponobensis (CIL II²/7, 366) y de Victoria Augusta –dedicada ésta por un tal M. Fabius Livianus, pontífice del municipio de Sosontigi (CIL II²/7, 367)–, respectivamente.
Repertorio de Consulta
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Esculturas Destacables (8)
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