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Epigrafía de ITALICA AELIA AVGVSTA
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Ciudad
Síntesis de Ambiente Epigráfico
La epigrafía de Italica destaca en primer lugar por su abundancia, pues han llegado a nosotros alrededor de 450 textos epigráficos, muchos de ellos correspondientes a pequeños fragmentos. También llama la atención la diversidad de soportes utilizados y la variedad de datos que proporcionan las inscripciones italicenses. Esta riqueza está en consonancia con la intensa actividad arqueológica desarrollada en Santiponce y con la larga historia de una ciudad fundada por Escipión el Africano en el año 206 a.C. (App. Iber., 38), merecedora primero del título de municipio y, más tarde, de la categoría de colonia, otorgada por el emperador Adriano, de origen italicense al igual que su predecesor Trajano (Gell., 16, 13, 4). Sin duda, una de las piezas más relevantes de todo el conjunto epigráfico de Italica, y la que más trasciende por su interés al ámbito concreto de esta ciudad bética, es la tabula aenea que contiene completa la ley del año 177/178 por la cual fueron fijados los precios máximos de los munera gladiatoria. El texto de dicha ley, inscrito en un campo epigráfico de 156,5 x 134 cm, reproduce la oratio de pretiis gladiatorum minuendis presentada en el Senado por los emperadores Marco Aurelio y Cómodo (CIL II, 6278; CILA II.2, 339). Otro texto jurídico que debe tenerse en cuenta es el registrado en el fragmento de tabula conservada en la Colección Lebrija de Sevilla, relativo a una ley municipal de posible origen italicense, si bien existen testimonios que sitúan su hallazgo en la localidad onubense de Cortegana (D’Ors, 1953, 345-346; ERItalica, 166; CILA II.2, 340). Dejando aparte esta pieza de procedencia dudosa, la epigrafía en bronce de Italica comprende una tercera tabula interesante, con restos de lo que parece haber sido una epístola de la que desafortunadamente no se puede determinar su contenido debido a la fragmentación (CIL II, 5368; D’Ors, 1953, 357-360; CILA II.2, 341). En cuanto a las inscripciones de carácter religioso, éstas documentan un panteón bastante amplio. Han llegado a nosotros dedicatorias a Apolo, Némesis, Celeste, Júpiter, Liber Pater, Mercurio, Victoria, Silvano e Isis, así como al Genio de la colonia. Resulta especialmente llamativo el conjunto de placas con plantae pedum halladas en el acceso oriental del anfiteatro, asociadas a un posible Nemeseion (Canto, 1984, 183-194). En ellas aparecen representadas uno, dos o tres pares de pies, tanto desnudos como, en menor medida, calzados. El carácter votivo de tales ofrendas aparece explícito en los formularios de algunos ejemplares; así en una de las placas quedó constancia de que C. Sentius Africanus había cumplido su voto a Caelestis Pia con sus hijos (ERItalica, 5; CILA II.2, 348); en otra que P. Caesius Romulus había ofrecido un presente (donum) y sus huellas (vestigia) a raíz de un voto (ERItalica, 12; CILA II.2, 352); y en una tercera en la que G. Flavius Firmus cumplió con el voto que había contraído por Flavius Sucessus (CIL II, 1112; ERItalica, 13; CILA II.2, 353). Nemesis Praesens es invocada en una de las tablas (ERItalica, 7; CILA II.2, 349) y probablemente también en otra, donde puede restituirse ---?/ [Nemesi P]raesenti (ERItalica, 9; CILA II.2, 350). Con el epíteto de Augusta la misma diosa aparece en una pequeña tabula ansata de bronce, correspondiente al voto realizado por una mujer llamada Vicina (ERItalica, 16; CILA II.2, 356). En contraste con estos sencillos exvotos, varios monumentos de Italica documentan ricas donaciones a los dioses realizadas por fieles de alta condición social. Es el caso del bloque de mármol con forma de consola donde consta que el italicense M. Sentius Maurianus, edil, duunviro y augur perpetuo de la colonia Aelia Augusta Italica, dedicó a Apolo Augusto un presente de cien libras de plata (CILA II.2, 342). Otro bloque marmóreo, también con forma de consola, guarda la memoria de la donación de cuatro estatuas de cien libras de plata cada una al Genio de la colonia, por el honor del duunvirato de M. Cassius Caecilianus, flamen perpetuo del divino Trajano y flaminal de la provincia Bética (ERItalica, 22bis; CILA II.2, 343). Destaca igualmente la erección de una estatua adornada con joyas a la Victoria Augusta por parte de la flaminica Vibia Modesta, originaria de Mauretania, así como la entrega de otras ofrendas en su templo (ERItalica, 22ter; CILA II.2, 358). Al igual que en otras ciudades prósperas, los seviros augustales contribuyeron también a la erección de estatuas en Italica, como es el caso de la dedicada a Liber Pater por parte del liberto L. Caelius Saturninus (CIL II, 1108; ERItalica, 2; CILA II.2, 345). Dos patronos de la ciudad aparecen representados en sendos epígrafes: Ti. Claudius Nero, a quien los italicenses nombraron patronus y homenajearon entre los años 12 y 6 a.C., antes de ser adoptado por el emperador Augusto (CIL II, 1113, ERItalica, 27; CILA II.2, 364; Melchor, 2018, 202, nº 22), y un caballero, procurador y tribuno militar, cuyo nombre está perdido en la inscripción (CIL II, 1121; ERItalica, 75; CILA II.2, 380; Melchor, 2018, 218, nº 62). Sabemos, además, de la existencia de otros dos patroni de Italica por medio de inscripciones halladas fuera de Hispania. Se trata de C. Iulius Pacatianus, procurator pro legato de la provincia Mauretania Tingitana, citado en una tabula patronatus de Vienna, en la Gallia Narbonensis (CIL XII, 1856; Melchor, 2018, 222, nº 69), y otro de rango senatorial y nombre desconocido, citado en una inscripción honorífica procedente de la ciudad itálica de Volsinii (CIL XI, 2699; Melchor, 2018, 224, nº 73). La epigrafía monumental de Italica ha proporcionado varias dedicatorias imperiales, entre las que no podía faltar al menos una al italicense Trajano (CIL II, 5370; ERItalica, 28-30; CILA II.2, 365). El resto de los monumentos corresponde en su mayoría a emperadores tardíos, de los siglos III y IV. Destacan un pedestal que la ciudad erigió al efímero emperador Floriano, del año 276 (ERItalica, 36; CILA II.2, 370), y otro a Probo (ERItalica, 37; CILA II.2, 371). En ambos casos la dedicación corrió a cargo de Aurelius Iulius, agente sustituto del gobernador, mientras que de la ejecución se encargó Aurelius Ursinus, curator rei publicae Italicensium. El emperador Caro aparece representado también en otro pedestal, desaparecido al igual que los dos anteriores (ERItalica, 38; CILA II.2, 372). A pesar de su fragmentación en sesenta pedazos, una placa de mármol conserva completa la inscripción votiva dedicada por un liberto de la emperatriz Sabina al dios Silvanus Pantheus por la salud del emperador Adriano y de su esposa (EE VIII, 305; ERItalica, 35; CILA II.2, 369). El mismo Adriano aparece citado también en sellos de tuberías de plomo localizadas en la nova urbs, donde se lee Imp(eratoris) C(aesaris) H(adrianis) A(ugusti) (ERItalica, 33; CILA II.2, 366), y en el conocido miliario de mármol que apareció en las cercanías del teatro, con la inscripción XXV / Hadrianus / Aug(ustus) / fecit (ERItalica, 34; CILA II.2, 367). Varios pedestales fueron dedicados a magistrados y personas prominentes de la ciudad. La república de los italicenses honró a G. Vallius Maximus, procurador de las provincias de Macedonia, Lusitania y Mauretania Tingitana, por haber devuelto la paz a la Bética, mérito que ha sido puesto en el contexto del bellum Maurorum (Vita Marci, 21, 1) (ERItalica, 74; CILA II.2, 378). El caballero M. Lucrecius Iulianus fue merecedor de un homenaje público decretado por la curia, según consta en dos inscripciones de pedestales gemelos hallados en el teatro. El homenajeado había sido procurador de los tres Augustos de la provincia Bética, procurador también del Kalendarium Vegetianum y de la vicésima de las herencias en Bética y Lusitania, así como curator de la república italicense (ERItalica, 53-54; CILA II.2, 379). Algunas inscripciones guardan la memoria de importantes donaciones evergéticas. Una larga inscripción con letras de bronce encastradas en el pavimento del teatro recordaba a los italicenses que los duunviros designados por segunda vez y primeros pontífices, L. Blattius Traianus Pollio y G. Traius Pollio, habían pagado la orquesta, el proscenio, los caminos, las aras y las estatuas (ERItalica, 49; CILA II.2, 383). Otro ejemplo se encuentra en un ara hexagonal, profusamente ornamentada, dedicada en cumplimiento de un voto por M. Coccesius Iulianus con su hijo y su esposa Iunia Africana, habiendo ofrecido también a la ciudad dos columnas caristias y unos juegos (ERItalica, 58; CILA II.2, 392). Como suele ser habitual en cualquier conjunto epigráfico de una ciudad romana, las inscripciones funerarias son mayoritarias en Italica. Abundan epitafios dedicados a personas de distinta condición social, desde esclavos a libertos y ciudadanos nacidos libres, algunos de ellos pertenecientes a la nobleza. Como dato interesante, entre la población civil se comprueba la existencia de algunos militares, es el caso de L. Valerius Nepos, soldado de la legio VII Gemina, muerto a los 30 años tras siete de servicio militar (CIL II, 1126; ERItalica, 70; CILA II.2, 404). Su presencia en Itálica ha sido puesta en relación con una vexillatio de dicha legión en la ciudad, la cual habría dejado su huella en varias tejas que portan el sello l(egio) VII G(emina) F(elix), datadas entre el año 74/75, en que esta legión volvió a Hispania, y el reinado de Septimio Severo, en que comenzó a usar el epíteto de Pia (CIL II, 1125; ERItalica, 68; CILA II.2, 580). Otro epitafio de un militar de la misma legión VII probablemente proceda de Itálica, si bien no existe total seguridad al respecto (EE VII, 92; ERItalica, 00; CILA II.2, 406). Asimismo, disponemos de testimonios epigráficos de auxiliares del ejército; en concreto, un integrante de la cohors III Galorum (CIL II, 1127; ERItalica, 71; CILA II.2, 405) y otro que había servido en una unidad de arqueros (ERItalica, 72; CILA II.2, 407). De acuerdo con los formularios epigráficos y el tipo de letra utilizado en las inscripciones, el abanico cronológico de los monumentos funerarios abarcaría desde el siglo I a.C. al IV-V d.C., pero son predominantes los ejemplares de la segunda y tercera centurias. Entre los textos más tardíos se incluye alguno cristiano, como el que se conserva muy fragmentado en una placa de mármol oscuro, donde aparece representado un crismón (ICERV, 120; CILA II.2, 585). El corpus epigráfico de Italica se completa con un rico conjunto de grafitos sobre distintos tipos de soporte, entre los que destaca el realizado sobre una tégula que contiene los versos iniciales de la Eneida (CIL II, 4967, 31; CILA II.2, 583). Por último, mención aparte merece por su relevancia una tabella defixionis por medio de la cual la víctima de un robo intentó resarcirse recurriendo a los poderes de una divinidad acuática (Gil, Luzón, 1975, 117-133; ERItalica, 20; CILA II, 362; Tomlin, 2010, 2, 253-258). Éstos y otros testimonios epigráficos permiten abordar un acercamiento a la vida cotidiana de los pobladores de Itálica.
TIPO DE INSCRIPCIÓN
Honoraria
Votiva
Funeraria
Público-Monumental
Instrumental
Jurídica
Repertorio de Consulta
CIL, CILA, HEp, AE.
Enlace a Bases de Datos
http://db.edcs.eu/epigr/epi_ergebnis.php
Documentación Gráfica
Inscripciones Destacables (10)
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