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Análisis de la Arquiectura Pública Monumental en SEXI FIRMVM IVLIVM
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Descripción
Entre los vestigios arqueológicos que más tempranamente atrajeron a los investigadores, se encuentra el acueducto romano, publicado por primera vez en 1949, en un estudio firmado por Fernández Casado en el Archivo Español de Arqueología. El acueducto cuenta con un trazado de 7 kilómetros aproximadamente desde el sitio conocido como las Angosturas, punto final de la captación, hasta los depósitos terminales de la antigua Sexi Firmum Iulium; recorrido que muy probablemente fue mayor, llegando a los más de 10 km, según se desprende del hallazgo en 1992 de los restos de un canal de características similares (Yánez et alii, 1994) (Fig. 4). El agua transportada provenía del acuífero del río Verde y era recogida a través de una galería de infiltración que afloraba a la superficie en el sitio conocido como la Fuente de los Granados. Al finalizar la galería de captación subválvea, el agua era conducida a la ciudad por canales abovedados que operaban en régimen de lámina libre siguiendo las curvas de nivel del terreno, algunas veces casi superficial y otras enterrada a unos cuantos metros. Se hizo uso de dispositivos especiales tipo subtructiones y arcuationes para salvar depresiones cuando se consideró necesario, cuatro de estos últimos han sido estudiados en detalle por su monumentalidad. También se sabe que contó con un túnel que permitía el paso de la canalización de la cuenca del río Verde y a la del río Seco. La parte final de la conducción terminaba con un sifón invertido de 1 kilómetro de longitud realizado con tubos cerámicos y que posiblemente tenía un dispositivo de rotura de presión columnaria en su parte final. Los cuatro acueductos que componen el conjunto, el de Torrecuevas y los denominados tramos I, II y III, en dirección aguas abajo del Río Seco, constituyen una obra de gran unidad. Presentan dos tipos de arcos: uno con luz normal de 4'90 metros y otro con luz reducida de 2'80 metros. Los pilares de sección cuadrada miden 1'80 por 1'80 metros y, cuando su altura rebasa los 5 metros, lo que aproximadamente supone el triple de la dimensión transversal, se enlazan entre sí mediante la intercalación de un segundo cuerpo en la zona inferior. Esta conducción encuentra semejanzas estilísticas con la de Baelo Claudia, especialmente en los arquillos de aligeramiento en los pilares, detalle poco frecuente en los acueductos romanos. Fernández Casado los fecha en el siglo I d.C., por lo que al de Almuñécar se le podría dar una cronología similar.
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