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Análisis de la Arquiectura Pública Monumental en HISPALIS IVLIA ROMVLA
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Cronología
II/I a.C. -II d, C.
Ubicación
Fase republicana. Calle Argote de Molina, Iglesia de San Alberto y c/Mármoles Fase imperial. Plaza de la Alfalfa e iglesia del Salvador
Tamaño
Desconocido
Descripción
Puede que la capital del Conventus Hispalensis sea la que plantea una mayor controversia en cuanto a la ubicación, desarrollo y morfología de sus complejos forenses; contando con una amplia bibliografía con hipótesis variadas. Los primeros trabajos de Caro (1634) y Collantes (1977) supusieron una base para las investigaciones del XX, entre las que destacan las de Blanco (1989; 1992), González (1993) y Campos (Campos y González, 1987; Campos 1990; 1993). A pesar de las múltiples publicaciones posteriores, han sido pocas las alternativas propuestas para lo que se afirmaba a finales del XX, lo que da una idea de la complejidad de este vasto yacimiento que es Sevilla. De las investigaciones recientes cabe destacar la obra de González Acuña (2011a), donde se han digitalizado todas las referencias que se tenía de las evidencias arqueológicas de época romana en Sevilla, permitiendo un mejor manejo de los datos y aportando nuevas soluciones para las incógnitas existentes en torno a los espacios cívicos hispalenses. Las primeras evidencias republicanas se localizan sobre el promontorio que acogía el asentamiento prerromano -Cuesta del Rosario, Argote de Molina y San Isidoro- aunque no sería hasta el siglo II o I a.C. cuando se implante un urbanismo y unas estructuras romanas (Campos y González, 1987, 124-126). En base a la inexistencia de niveles de incendio generalizados por la ciudad, se supone una buena acogida de Roma por parte de la población indígena, una llegada que se fecha después de la batalla de Ilipla y la fundación de Italica (Campos, 1993, 245-246). Las excavaciones en Argote de Molina (Campos, 1986) apuntan a una construcción romana de carácter monumental sobre elementos indígenas, adscribiéndose al foro republicano, del que formarían parte las estructuras constatadas en la Iglesia de San Alberto en 1846 y las primeros niveles de c/ Mármoles (Campos y González, 1987, 126-128; Campos, 1990). En base a los niveles de abandono de finales del I a.C., se piensa que el complejo pudo ser abandonado al construirse el foro imperial en la actual Alfalfa (Blanco, 1992, 136-137), en base a las fechas que Collantes atribuye al complejo imperial (1977, 55-61). A partir de la etapa Julio-Claudia será cuando se evidencia una notable expansión de la ciudad, un crecimiento que elevó, según el propio César, a los astilleros de Hispalis al nivel de los de Gades (Bell. Civ. 2, 18, 1). De la pronta adopción de Roma y su desarrollo material en la trama urbana, se deduce la existencia de una potente élite ciudadana capaz de asumir los costes de estas infraestructuras, así como de la creciente demanda de productos por parte de una población en aumento. En los últimos siglos antes de nuestra Era, se podría datar el nacimiento de las que luego serán las grandes familias senatoriales y ecuestres vinculadas con la capital del imperio y la misma casa imperial, unas familias cuyas redes clientelares harán de Hispalis una de las ciudades más prósperas e influyentes de la Baetica y de Hispania. A los primeros años de la época imperial, se le asocia la construcción de un nuevo forum que acogerá las funciones que antes se desarrollaban en el de época republicana. La acumulación de epígrafes honoríficos en la zona y la constatación de unas termas en la Cuesta del Rosario (Collantes, 1977, 66 y ss.), hacen que ya Blanco señalara la actual Alfalfa y sus alrededores como el lugar donde se construyó el nuevo conjunto forense. Bajo la actual iglesia del Salvador se encontraría la basílica -que posteriormente se convertiría en una mezquita- que conformaría el lado oeste, al norte habría una hilera de tabernae porticadas, y al este de la plaza estaría el templo. La construcción del foro supondría la reestructuración del viario (Campos y González, 1987, 138-150; Campos, 1993). La hipótesis del foro imperial en la actual Alfalfa no es válida para algunos autores al hallar un castellum aqueae y unas termas en la zona (García García, 2007a; González Acuña, 2011a, 173), aunque no se propone una ubicación alternativa. Blanco, Campos y González proponen la existencia de un foro de las corporaciones al igual que en Ostia. Esta hipótesis se debe al hallazgo de numerosos epígrafes honoríficos de personas relacionadas con el comercio y la navegación en la zona de la actual Catedral, y las termas bajo el Palacio Arzobispal. Además se basan en el tremendo dinamismo alcanzado en este momento, en un punto donde convergían el arroyo Tagarete y el brazo principal del Guadalquivir. Para el resto de autores las evidencias no son suficientes (Rodríguez Temiño, 1991; Tabales, 2001; Beltrán, González y Ordóñez, 2005; González Acuña, 2008; 2011a y b; 2012), y plantean la existencia de un colegio de olearios o una statio olearium en base a la constatación de un conjunto monumental hallado en el Patio de Banderas con mosaicos y unas estructuras revestidas de signinum asociadas a unas posibles termas, así como las estructuras de almacenaje aparecidas en el Alcázar.La existencia de zonas de almacenamiento y ocio en este espacio claramente vinculado al puerto, hace que González Acuña emplee el término polisémico de la statio como complejo de un carácter más amplio, incluyendo funciones fiscales, administrativas, comerciales, etc. más allá de una sede colegial (González Acuña, 2008, 96-98; 2011a, 173-177; Ordoñez Agulla, 2016). En época flavia o antonina temprana se produce una gran reestructuración urbana, la zona del foro republicano hasta esta momento parece experimentar algún tipo de abandono o cambio en su funcionalidad, al documentarse un potente nivel de arena totalmente estéril en cuanto a material arqueológico se refiere, que cubre parcialmente parte de las estructuras documentadas en la zona (Campos y González, 1987, 128; Campos, 1990; 1993, 201; Blanco, 1992, 137). La inexistencia de materiales asociados que se comentó entre el siglo I y el IV (supra), podría indicar intencionalidad, que se realizaran labores de mantenimiento y limpieza de esta superficie terrosa (González Acuña, 2011a, 186-187). Para las estructuras de c/ Mármoles, en un primer momento se asociaron a un templo altoimperial que perpetuaría el espacio ocupado por el templo forense republicano (Campos y González, 1987; Blanco, 1992) relacionándolo con los restos de la Alameda de Hércules como columnas que han sido trasladadas. Rodríguez Temiño apuntaba que la diferencia en las basas y la cimentación conservada apuntaban hacia un pórtico (Rodríguez Temiño, 1991). Finalmente Márquez (2003), llevó a cabo un análisis detallado del conjunto, determinando que los diferentes intercolumnios y los dos tipos de basas, a pesar de contar con fustes idénticos, no se fabricaron ex profeso para este edificio. Propone que hay que suponer una amortización de material proveniente de Italica, concretamente del Traianeum, por su monumentalidad, materiales y la factura de sus talleres. Márquez apunta hacia el posible expolio o reutilización de algún edificio del conjunto italicense, ya que los estudios comparativos de P. León (1988) indican que no hay modelos copiados del Traianeum. El detalle de las marcas de una puerta metálica anclada en uno de los intercolumnios, hace que se opte por la amortización de los materiales en un edificio templar. Estas evidencias, unidas a la hipótesis de un templo dedicado al Liber Pater o Dionisio en las cercanías, -parroquia de San Nicolás- fechada en época antoniniana, haría de este lugar un conjunto monumental sacro construido a mitad del II (Campos y González, 1987, 129-133).
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