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Arquitectura Doméstica de ONOBA AESTVARIA
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Síntesis de la Urbanística y Arquitectura Doméstica
Es notable la escasez de datos sobre la arquitectura doméstica, propio de ciudades con una dinámica de ocupación sin solución de continuidad hasta nuestros días, (Campos Carrasco, 2011, 71-76). No obstante, se han documentado algunos elementos a partir de diferentes intervenciones realizadas en el casco urbano. - Onoba 1 (Pl/ S. Pedro,nº1), los vestigios se documentaron a raíz de dos sondeos diferentes, hecho que da muestra de la fragmentariedad de los hallazgos y la imposibilidad de conocer las relaciones topológicas entre las estructuras registradas, a pesar de ello fue posible advertir dos fases de ocupación. La primera etapa se caracterizó por la presencia de estructuras en ambos cortes. En el primero de los cortes se examinó, posiblemente, el cierre exterior de una construcción doméstica y varios muros fabricados con cimientos de pequeñas lajas colocadas verticalmente y alzados de piedras de pequeño formato. Uno de los muros mejor conservado presentó una técnica edilicia a base de lajas de pizarra trabajadas en ambas caras. En las habitaciones no se apreciaron restos de pavimentos asociados a los muros. Afortunadamente, en el segundo corte, los restos se hallaron mejor preservados. Así, se documentaron varios muros erigidos con una misma técnica constructiva que delimitaban tres espacios diferentes. Dos de estas habitaciones poseerían una decoración con pintura mural, además, en una de ellas se registró un suelo de opus signinum (Mercado y Mejías, 1999). A esta unidad constructiva se asociaron fragmentos de T.S.Hispanica, de imitación de T.S. Italica, Barniz Negro y común. Estos materiales plantearon una adscripción cronológica al siglo I (Mercado y Mejías, 1999; Campos y Gómez, 2000; Gómez, 2010, 305- 306), con posterioridad se ha precisado que las piezas de T.S.H . son de época de Claudio, las imitaciones son producciones aretinas y que también se vincularon jarritas de cerámica gris (Campos Carrasco, 2011, 92). El segundo momento de ocupación estaría representado por las estructuras documentadas en el primero de los cortes. Así, se documentaron restos de dos muros que conformaban el ángulo de una habitación. La técnica edilicia de los paramentos es de tierra compactada, pequeñas piedras y fragmentos de lajas de pizarra. La anchura máxima registrada fue de 0,60 m y presentó un revestimiento de cal y arena con decoración. La estancia estaba pavimentada con un suelo de opus signinum. En lo que respecta a la decoración, el zócalo de color rosáceo estaba separado de los paneles a través de líneas rojas, amarillas y blancas. Dichos paneles presentaron unas dimensiones de 1 m y 1,13 m de ancho y correspondían a una imitación de mármol brocatel. Estos cuerpos se separaron por bandas rojas, con imitaciones al interior decoradas con líneas rojas o negras y relleno en ocre (Mercado y Mejías, 1999). La cultura material vinculada a esta unidad constructiva fue un conjunto de fragmentos de T.S. Africana y común. Estas cerámicas permiten datar la segunda fase de ocupación en el siglo III (Mercado y Mejías, 1999). Onoba 2 (C/ Arquitecto Pérez Carasa esquina con C/ Vázquez López), los resultados obtenidos en la excavación, corroboraron el uso de un espacio abierto como depósito de ánforas vinarias, olearias y dolia, con una función de almacenamiento (Guerrero et alii., 2004, 522). El registro de unos muros con un grosor de 0,70 m, podrían indicar la existencia de un piso superior (Pérez et alii., 2003, 174). La ubicación del edificio en la zona portuaria de Onoba hace razonable pensar que el edificio documentado se corresponda en realidad con la planta baja de un negocio comercial, que bien pudiera tener un espacio de residencia en la planta alta. La cronología del edificio se define entre los años 40 y 80 del siglo I debido a su cultura material, sin embargo, convendría revisar esta datación, habida cuenta de las contradicciones estratigráficas detectadas en las publicaciones (Campos Carrasco, 2011, 93). - Onoba 3 (Pl/ de las Monjas, nº 2), la vivienda fue documentada en el transcurso de una excavación en una zona muy próxima al enclave portuario de la ciudad (Rastrojo Lunar, et alii., 2001, 64), si bien sus excavadores interpretaron estos restos como una industria de salazones (Rastrojo et alii., 2004, 544). Los muros registrados aluden a dos dependencias comunicadas entre sí mediante un vano. El ambiente oriental se corresponde con un espacio abierto vertebrado en torno a un pozo de boca circular sin brocal. Todo este ámbito estuvo pavimentado con un suelo realizado en mortero hidráulico. La fase de construcción correspondería a la dinastía Claudia (40-50), como indican tanto las cerámicas finas de almacenaje y transporte registradas, T.S. Italica Conspectus 12, T.S. Sudgalica Drag. 18a o una copa de forma 27 de los tallares tritienses (Delgado Aguilar, 2016,489). En un segundo momento se procedería al desmantelamiento de la estructura hidráulica si bien los muros del espacio contiguo siguieron en uso sin solución de continuidad hasta finales de la segunda centuria o inicios de la tercera. La fase tercera supondría un hito ocupacional que conllevaría la amortización de las estructuras anteriores. Finalmente, tras este período, durante la etapa tardorromana, el espacio se utilizaría como vertedero (Delgado Aguilar, 2016, 493-494). Los mayores indicios para la interpretación de estos vestigios viene determinado por el hecho de que la actividad salazonera se concentró en la ladera baja del Cabezo de la Esperanza (Delgado Aguilar, 2016, 496-497) así como por la tipología de la cisterna para el agua, similar a las documentadas en la ciudad de Augusta Emerita en el edificio I,3,A (Corrales Álvarez, 2016, cd 17-19). Onoba 4 (Pl/ de la Soledad, nº 1) y Onoba 5 (C/ Tres de Agosto, nº 9-11), las evidencias resultan más difíciles de adscribir al ámbito netamente doméstico. Así, en lo que respecta al primero de los edificios, los restos documentados se corresponden con muros elaborados en la técnica vernácula de mampostería y pizarra, un muro de opus testaceum y una pileta recubierta de mortero hidráulico, bien utilizada para la industria de salazones o cualquier otra actividad que requiriera el empleo de agua. En este sentido, el único indicio de una ocupación residual de naturaleza residencial vendría atestiguado por el instrumentum domesticum registrado durante los trabajos arqueológicos de excavación llevados a cabo, que fecharía la construcción del complejo en época augustea o tiberiana, y una ocupación sin solución de continuidad, en uso hasta el siglo II (Delgado Aguilar, 2016, 612). Por su parte, la segunda de las intervenciones resultó aún más parca en resultados, dado que solo se documentaron restos de dos muros de mampostería de pizarra con la inclusión de algún ladrillo de módulo romano y restos de estuco (Rufete Tomico, 2002, 49-52). La carencia de información dificulta la interpretación de estos ambientes y la técnica edilicia empleada solo alude a una pauta vernácula de construcción en época romana; por lo que, hasta que futuras excavaciones en estas zonas no sean realizadas, no se podrá conocer de forma más precisa la funcionalidad de las construcciones Onoba 4 y 5.
Repertorio de Consulta
- Campos Carrasco, J.M. (2011), Onoba Aestuaria. Una ciudad portuaria en los confines de la Baetica, Huelva. -Campos Carrasco, J.M. y Gómez Toscano, F. (2000), Carta de Riesgo de la ciudad de Huelva, Delegación Provincial de Cultura de Huelva de la Junta de Andalucía, -Corrales Álvarez, A. (2017), “Vivir y trabajar. Arquitectura doméstica y urbanística de las ciudades portuarias de las provincias Baetica y Lusitania”, Los puertos atlánticos béticos y lusitanos y su relación comercial con el Mediterráneo (Bermejo, J. y Campos J.M., Eds.), Huelva, 135-168. - Corrales Álvarez, A., Bermejo Meléndez, J. y Campos Carrasco, J.M. (2016), “La arquitectura doméstica urbana de las ciudades occidentales del Conventus Hispalensis: un ejercicio de crítica historiográfica”, Lucentum, XXXV, 201-215. - Delgado Aguilar, S. (2016), Onoba Aestuaria, Tesis Doctoral, Universidad de Huelva. - Guerrero Chamero, O., González Batanero, D. y Goyanes López, S. (2004), “Intervención arqueológica de urgencia en solar sito en C/ Arquitecto Pérez Carasa, 1 Esquina C/ Vázquez López, 4 (Huelva)”, Anuario Arqueológico de Andalucía 2001, 519-526. - Mercado Hervás, L. y Mejías García, J.C. (1999), Informe técnico preliminar. Intervención arqueológica de urgencia. Solar nº 1 de Plaza San Pedro, Delegación Provincial de Cultura de Huelva de la Junta de Andalucía, - Pérez Macías, J.A., Guerrero Chamero, O., González Batanero, D. y Goyanes López, S. (2003), “Nuevos elementos de análisis sobre Onoba (Huelva)”, Saguntum, 35, 159-176. - Rastrojo Lunar, F.J., Medina Rosales, N., Castilla Reyes, E., Haro Ordoñez, J. de y López Domínguez, M.A. (2004), “Intervención arqueológica de urgencia en el solar nº 2 de la Plaza de las Monjas (Huelva)”, Anuario Arqueológico de Andalucía 2001, 542-544. - Rufete Tomico, P. (2002), El final de Tartessos y el período Turdetano en Huelva, Huelva Arqueológica17, Huelva.
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