Arquitectura Pública Monumental en MVNIGVA - Nivel II: Otras Construcciones

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Tipo Descripción

Complejos Sacros

Un nivel por encima del foro se encuentra una aedes sobre podio que domina una pequeña plaza porticada sostenida con grandes contrafuertes. El templo sería tetrástilo y contaba con una cella rectangular de 4 x 4,5 m, siendo más ancha que larga. El único acceso al recinto se constata en la parte sur, donde aún se conservan marcas en la roca que permiten la reconstrucción hipotética de la escalera de acceso (Hauschild, 1991; Schattner, 2003a, 76).
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Muralla

El cerco defensivo de la ciudad de Munigua sólo cuenta con un acceso monumental por su flanco sur (aunque posee dos accesos más ubicados al norte y al este), donde el análisis de su técnica edilicia ha desvelado que se trata de una obra paramental de dos caras, una externa formada por sillares, y otra interna de piedras irregulares, al menos para su bases, y para el extremo más próximo a la puerta, ya que parece que el resto de la construcción en altura se presupone que debió ser de tapial (Schattner, 2003a, 57). Este flanco, desde su extremo oriental hasta la puerta, presenta a intervalos continuos de 50m, cuatro estructuras cuadrangulares al interior de la muralla, las cuales han sido interpretadas como torres defensivas. La reciente búsqueda de una puerta por su flanco norte ha supuesto que se haya podido verificar que, en este tramo, faltan al menos 15 metros (Schattner, 2003a, 59). Concretamente tras el cierre contra un muro de una fase anterior, la muralla desaparece para no volver a documentarse resto alguno hasta pasado los 15m, detectándose en la nueva construcción un posible canal de desagüe que baja hasta el arroyo Tamohoso. En palabras de T. Shattner (2003a, 59), no se puede hablar de una puerta propiamente dicha en esta zona, sino más bien de una poterna. A nivel cronológico, esta estructura puede ser datada en el último tercio del siglo II d. C., al menos los lienzos norte, este y sur hasta la puerta de acceso, para añadirle unos 80 metros más, al sur de la colina municipal hasta la esquina suroeste, en época severiana, amortizando con ello la necrópolis allí existente anteriormente (Schattner, 2003a, 59 y 2014, 305).
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Complejos Sacros

La ciudad se encuentra coronada por un imponente santuario distribuido en varias terrazas marcado por un eje axial que emula a los llamados santuarios laciales de Gabii, Praeneste o Tibur. Fue construido sobre los edificios preexistentes de la fase ibero-romana, cuyos materiales fueron reaprovechados en el relleno de los balcones. La primera terraza tiene una planta rectangular de 35,20 x 54,53 m, se accede a través de dos rampas -norte y sur- que convergen en el centro del eje simétrico del complejo. Esta primera plataforma, o terraza oriental, sirve de base para las construcciones superiores, a las que se llega a través de dos escalinatas colocadas en el extremo occidental. Desde aquí se pasa a la azotea central, ubicada a 2,10 m de altura sobre la anterior. No se trata de una plataforma amplia y abierta como la primera, dado que se configura a partir de dos patios simétricos circundados por un portico sobreelevado, en cuyo interior es posible observar aún las huellas de una serie de orificios empleados como desagüe, así como grandes círculos que acogerían algún tipo de vegetación. En este mismo nivel existe un pequeño habitáculo semicircular, al que se accedía a través de dos pasillos con altas bóvedas de cañón. Finalmente, la parte superior o última terraza acoge una pequeña cella con dos accesos localizados a los laterales de la misma, dando paso a la exedra un espacio porticado con dos nichos en sus flancos norte y sur (Schattner, 2003a, 27-39).
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Complejos Sacros

Formando parte del pórtico de dos pisos se encuentra la aedicula de Mercurio, compuesta por dos partes superpuestas, un zócalo empleado como podio -2,25 x 2,07 m- y la propia cella que albergaría una estatua de la divinidad, protegida entre dos columnas corintias que soportarían el arquitrabe y el frontón. El mármol blanco-amarillento de las basas y capiteles contrasta con el granito del zócalo y las paredes, así como con el del propio ara hallada in situ delante de la aedicula y que seguramente fue decorado mediante estuco para emular la textura y color del mármol. Igualmente se recuperó en el derrumbe del edificio una inscripción dedicada a Mercurio por un flamen augustal, aunque no se ha podido determinar qué lugar ocuparía dicha dedicatoria (Schattner, 2003a, 42-45).
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